Teatro: VENTRÍCULO VELOZ Pretopía

VENTRÍCULO VELOZ

Pretopía

Teatro

Autor y dirección: José Padilla. Intérpretes: Cristóbal Suárez, Micaela Portillo. Diseño sonido: Benigno Moreno. Diseño iluminación: Juanjo Llorens. Diseño gráfico: Marina Lopera. Construcción Puppet: La Casica Puppet. Asesora manipulación: Vera González. Movimiento: Juan Pedro Schwartz. Música: Carma Rodríguez. Fotografía: Patricia Fuertes. Jefa técnica: Libe Aranburuzabala (La Cía de la Luz).
Productora ejecutiva: Verónica Pérez.

Chicho y Chicha son un grupo de variedades que forman dos intérpretes y un muñeco. Poco a poco un mundo de oscuridad va a adueñarse de su escenario, lo que parecía un trabajo sencillo, ingenuo e infantil va a convertirse en la peor de sus pesadillas. Cuando ves la luz del sol ya no hay marcha atrás, cuando conoces la verdad no hay retorno. Pero eso no significa que vayas a terminar bien parado. Al igual que el prisionero que escapa de la caverna, quien trate de escapar de la pretopía pagará con creces las consecuencias. Alcanzar un verdadero conocimiento o la vida plena va acompañado de un precio. Puede que muy alto. Una distopía juvenil con un profundo espíritu crítico en la que Luna, su protagonista, despierta frente a la opresión y elige encabezar una rebelión frente al inconformismo de una sociedad donde los jóvenes se ven sin apenas futuro. Si eliges tus palabras puedes elegir también el futuro que imaginas ¿Quién querría vivir en un lugar malo por voluntad propia?

Domingo 15 diciembre, 12.30 h. Auditorio. Edad recomendada: público adulto (especialmente recomendado para jóvenes a partir de 14 años). 

https://youtu.be/dFKYX9eAnOo

“«¿De qué nos sirve a los jóvenes tener la culpa si con ella no nos dejan asumir la responsabilidad?». Esta pregunta es la premisa de la que parte Pretopía, el nuevo texto que pone en pie Ventrículo Veloz, ganadores del premio Max al mejor espectáculo juvenil por su anterior trabajo Dados.

Pretopía, protagonizada por Manuel Moya y Micaela Portillo, es una obra que nace a partir de un taller con adolescentes para indagar sobre cuáles son sus preocupaciones. Y, sobre todo, se convierte en un altavoz para hablar de las inquietudes de una generación en pleno desarrollo con un alto índice de suicidio y que ha sido «diana de críticas ante acciones señaladas como irresponsables por quienes controlan sus actos». Dentro de la serie de motivaciones que se convierte en motor de estos creadores para hacer espectáculos para los más jóvenes, aunque ningún adulto debería perderse, se encuentra «la necesidad de llegar un poquito más allá para acercarnos a los retos y dificultades a los que se enfrentan nuestros adolescentes. ¿Qué ocurriría si no se pudiera hablar de inclusión, identidad de género, igualdad o salud mental porque esto se considerarse propaganda?», asegura Verónica Pérez, productora del espectáculo. «¿Qué pasaría si los mensajes lanzados no solo excluyeran estos asuntos, sino que subrayaran mensajes contra la diversidad y favorecieran la desigualdad y la falta de oportunidades? No es tan distópico, ¿no? Antes de la distopía estamos viviendo en una Pretopía«. (…)”.

Revista Godot