Audífono defectuoso
El consumidor:
Compró a una empresa un audífono que estaba defectuoso y que, debido a ello, le ocasionó una infección. Reclama la devolución de los 1.750 euros que le costó el aparato.
La empresa:
Alega que el audífono funciona y que los problemas detectados se deben a una falta de mantenimiento por parte del consumidor.
El colegio arbitral:
Estima parcialmente la reclamación del consumidor, por lo que obliga a la empresa a abonarle 1.000 euros y hacer entrega del audífono a la empresa en el acto de arbitraje para que se lo revise.