A vueltas con la lápida
El consumidor:
Tras la muerte de su padre, la reclamante contrató la grabación de una inscripción en la lápida ya existente y, siguiendo el consejo de la empresa reclamada, decidió grabar todas las inscripciones (las antiguas y la nueva) de la misma forma. Al no quedar las inscripciones a su gusto, contrató la adquisición de una nueva lápida, pero, según ella, la piedra no se adecuaba a lo solicitado.
La empresa:
La empresa alegó que los trabajos realizados siempre fueron los encargados y que la clienta no aprobó el resultado debido a sus continuos cambios de opinión. En el momento del arbitraje la reclamante adeudaba a la empresa 582,98 euros (tras haber pagado 638,02 euros). La inspección que se llevó a cabo detectó la existencia de un presunto vicio en la lápida, que se apreciaba blanquecina, y que carecía de inscripciones.
El colegio arbitral:
El laudo determinó la anulación de la deuda (por no haberse terminado las inscripciones contratadas) y que la empresa devolviera a la clienta la cantidad de 150,25 euros como compensación de los defectos en la cubierta de la sepultura.