
Hornos alfareros musulmanes en Talamanca de Jarama
Alfarería musulmana de Talamanca de Jarama
Yacimiento arqueológico en la calle Peligros s/n en Talamanca de Jarama
El yacimiento se localiza al suroeste de Talamanca de Jarama, extramuros de lo que fue la medina musulmana, en una zona elevada y plana conocida como “el arrabal”, circundada por su lado oeste por el arroyo Valdejudíos.
La composición del terreno es a base de arcillas finas con plasticidad muy elevada. El lugar fue elegido para la actividad alfarera debido a su proximidad al agua y su situación fuera de la medina, donde no ocasionaba molestias, manteniéndose activo durante varios siglos.
Los hornos de producción alfarera fueron las estructuras mejor documentadas. Ocupan prácticamente los 5.000 m² del yacimiento y son de tres tipos distintos. Se encuentran en diferentes estados de conservación, ya que unos rompen a otros más antiguos para un mayor aprovechamiento del espacio. Se han identificado varios tipos:
Horno Tipo 1:
Se define como horno de parrilla, de planta cuadrangular y alimentación de canal horizontal. Entre la caldera y el hogar presenta unos cantos de cuarcita de gran tamaño que podrían constituir la separación entre ambos ámbitos. Es el tipo de horno de convección más extendido por todo el Mediterráneo desde la antigüedad.
Horno tipo 2:
Son estructuras de tendencia circular o semicircular, caracterizadas por presentar un encachado de cantos de cuarcita a modo de área de protección. En su interior se realizaba la cocción de las piezas. En la excavación arqueológica no se ha documentado la presencia de ladrillos u otra estructura constructiva, por lo que se trataría de un horno al aire libre. Es la forma más simple y antigua de horno y también el más antiguo del yacimiento de Talamanca, por lo que han sufrido el arrasamiento y reaprovechamiento de materiales para las estructuras posteriores.
Horno tipo 3:
Morfológicamente se caracteriza por un foso de forma rectangular y escasa profundidad, inferior al metro. Está excavado en el terreno natural de cantos de cuarcita, que sirven para aumentar y mantener el calor.
Otras estructuras a destacar son las fosas documentadas en la intervención, resultado de la extracción de arcilla para su uso alfarero, que posteriormente fueron rellenadas con restos de cerámicas defectuosas por fallos de cochura o de pintura. Algunas de estas fosas se utilizaron también como basureros, encontrándose en ellas gran cantidad de huesos de animales domésticos y de caza.
Otro tipo de estructuras de almacenaje situadas al norte y al suroeste del yacimiento contenían vasijas de pequeño tamaño, propias de uso doméstico o vasijas de gran tamaño, empleadas para el almacenaje.
En la zona central del yacimiento apareció una estructura de forma cuadrangular, realizada con argamasa de arena y cal y reforzada con cantos de cuarcita, cuya función fue servir de pila para humedecer las vasijas en estado de arcilla fresca o como pila de decantación de la propia arcilla para su uso posterior.
Los restos óseos encontrados están estrechamente relacionados con la labor textil a nivel doméstico, aunque algunos punzones podrían haberse utilizado en la decoración cerámica, tanto para los acabados como para realizar incisiones e impresiones.
Talamanca debió ser un importante centro alfarero durante toda la Edad Media. En siglo VIII se desarrollarían en esta localidad producciones con una fuerte tradición hispanorromano-visigoda. A este primer período pertenecen las horneras de tendencia circular o semicircular.
Los siglos IX al XI son los de su máximo desarrollo tanto político y militar como social, lo que se refleja en la amplia producción cerámica y la calidad que ofrecen sus acabados. Las cerámicas son vidriadas y pintadas, con claros motivos islámicos incluso con antecedentes del mundo oriental. A este período pertenecerían los hornos de forma circular que en algún momento, entre el siglo IX y XI, serían arrasados para proseguir la producción con hornos de parrilla, aunque lo más probable es que ambos convivieran durante un tiempo.
En el año 1085 tiene lugar la toma de Toledo por Alfonso VI, marcando el inicio de la decadencia de Talamanca. La producción se realiza ahora con horneras rectangulares de producción de tejas, abandonando la anterior actividad ceramista. En el siglo XII el espacio para la obtención de arcilla estaba ya prácticamente agotado y se produce el paulatino abandono de esta zona como área de producción.