Restauración del ábside y antesacristía del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias
El convento de Santa María la Real de Valdeiglesias, fundado como centro benedictino en 1150, pasa en 1177 a formar parte de la orden cisterciense, siendo a partir de este momento cuando se inicia la construcción del monasterio
Restauración del ábside y antesacristía del Monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias
De la primera fase románica se conservan únicamente el ábside y la nave de la iglesia. Durante los siglos XVI y XVII se llevaron a cabo importantes reformas que han dejado su impronta el conjunto. Con la Desamortización llegó el abandono, el expolio y la ruina. Desde 2002 se llevan a cabo trabajos de restauración para frenar este proceso y devolver la estabilidad a las estructuras.
De la primera fase románica se conservan únicamente el ábside y la nave de la iglesia. Durante los siglos XVI y XVII se llevaron a cabo importantes reformas que han dejado su impronta el conjunto. Con la Desamortización llegó el abandono, el expolio y la ruina. Desde 2002 se llevan a cabo trabajos de restauración para frenar este proceso y devolver la estabilidad a las estructuras.
El monasterio de Santa María la Real de Valdeiglesias es un interesante conjunto arquitectónico que, a pesar haber sido objeto de numerosas obras de ampliación y transformación a lo largo del tiempo, responde en gran medida al esquema clásico de organización de los conventos cistercienses. Sin embargo escapa a este modelo el descuadre en la alineación de la iglesia respecto a las dependencias del monasterio, que, en opinión de algunos autores, estaría causado por la preexistencia del antiguo eremitorio de la Santa Cruz, actualmente reconvertido en la capilla ochavada de la panda norte del claustro.
El monasterio se fundó en 1150 bajo la Regla de San Benito y la protección de Alfonso VII en el paraje de “El Valle de las Iglesias”, una zona en la que desde época visigoda se concentraba un importante número de eremitorios. Poco después, en 1177, Alfonso VIII hizo venir a monjes de monasterio cisterciense de la Santa Espina de Valladolid a poblar este convento, que debían haber abandonado los benedictinos. Aunque cabe la posibilidad de que la fundación de época de Alfonso VII no llegase a producirse. Desde ese momento el cenobio deja de pertenecer a la orden benedictina, para pasar a formar parte del Cister. Durante los siglos XII y XIII, la vida del valle gira en torno al monasterio y su comunidad, que ostentan la propiedad de todos los terrenos circundantes.
En cuanto a su arquitectura, de este primer momento se conservan la nave de la iglesia y el ábside románicos. En el siglo XVI se realizaron importantes modificaciones. Por iniciativa del abad Fray Jerónimo Hurtado de Toledo se construyeron las bóvedas de cantería de la iglesia y del deambulatorio del claustro, así como la galería superior de este. Del siglo XVII son la fachada principal de la iglesia y parte de los cuerpos de dormitorios y del ala este. En 1835, con la desamortización, el monasterio pasó a manos privadas, siendo abandonado y expoliado.
Este importante conjunto arquitectónico ha sufrido por el abandono y el expolio, encontrándose actualmente en un avanzado estado de ruina. Por este motivo, desde el año 2002, se han venido llevando acabo intervenciones para intentar frenar el proceso de deterioro. Para ello, se han efectuado toda una serie de estudios previos de carácter histórico-arqueológico, además de estudios geotécnicos, todos ellos enfocados a la redacción de un proyecto integral de restauración y consolidación.
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Restauración
Hasta el momento, se han llevado a cabo obras de emergencia de apeo y desescombro y han comenzado labores de restauración en diferentes puntos del conjunto. Se ha intervenido en las bóvedas del rincón del deambulatorio, en las arquerías y en el muro norte del claustro, así como en el muro del crucero y en el transepto norte.
Se han llevado a cabo obras de restauración en el ábside y la antesacristía. El principal problema que afectaba a este conjunto era la inestabilidad estructural, por ello, la prioridad ha sido devolver la estabilidad y la seguridad a las estructuras arquitectónicas. Se ha desescombrado el área de intervención, consolidado y restituido los muros y las áreas colapsadas de las bóvedas, recuperado la cubierta de los tres ábsides de la iglesia y restaurado las bóvedas de la sacristía y del armariolum.
En la actualidad, la Dirección General ha redactado el proyecto de la siguiente fase, la restauración de la nave de la iglesia, cuyas obras se licitarán en 2018.