
Mina de sílex de Casa Montero
Minería prehistórica en la Comunidad de Madrid
La mina de sílex de Casa Montero (Vicálvaro)
Casa Montero es una mina de sílex situada en el centro de la Península, cuya explotación se remonta a los inicios del Neolítico (hace algo más de 7.000 años). Se trata de uno de los escasos yacimientos de este tipo estudiados en profundidad en nuestro país.
Se encuentra en el Término Municipal de Madrid y más concretamente en el distrito de Vicálvaro. Situada sobre los escarpes de la margen derecha del Jarama, en las inmediaciones de su confluencia con el río Henares, corona un cerro limitado por barrancos al norte y sur y el valle del Jarama al este, mientras que hacia el oeste el terreno desciende suavemente formando una extensa llanada.
El yacimiento tiene una extensión superior a las 4 hectáreas y se compone de más de 4.000 estructuras subterránea, la mayoría de ellas pozos neolíticos para la extracción de sílex, aunque también se han encontrado en el lugar evidencias de otras cronologías, desde ocupaciones paleolíticas y de la Edad del Bronce hasta vestigios de minería de momentos recientes.
La minería neolítica de Casa Montero se caracteriza por la explotación de las vetas de sílex subterráneas mediante la excavación de pozos verticales.
La cronología de esta primitiva minería se ha establecido mediante dataciones absolutas de Carbono 14 realizadas sobre fragmentos de madera carbonizada. Los resultados confirman que se sitúan en el Neolítico antiguo (5400 - 5200 antes de Cristo) lo que convierte a Casa Montero en la segunda mina más antigua de Europa, después de la de Defensola, en la región de Apulia (Italia).
La elección de esta zona por los mineros neolíticos no fue casual. Por un lado sería sencillo excavar los pozos debido a la inclusión de las vetas de sílice entre niveles de arcillas y por otro, el sílex de Casa montero cuenta con una particular génesis que permitió la formación de nódulos con unas cualidades que lo hacen especialmente apto para la talla
Los pozos de extracción
Para acceder a los niveles subterráneos de sílex el principal método empleado en el Neolítico fue la excavación de pozos profundos y estrechos, muy cercanos los unos a los otros. Las distancias entre los pozos son casi siempre inferiores a 30 cm. Pese a esta proximidad, la inmensa mayoría de los pozos no se cortan. En total se han identificado más de 3.794 pozos neolíticos de extracción de la materia prima.
Los pozos mineros son estructuras sencillas, de diámetro reducido, que oscila entre 0,85 y 1,50 metros de diámetro máximo en la boca. En otras minas europeas, las dimensiones son mucho mayores, lo que facilitaba el trabajo en grupos de hasta 20 personas. En Casa Montero, por el contrario, en cada pozo sólo podía trabajar una persona. Por tanto, el equipo minero mínimo estaría compuesto por dos individuos, uno dentro del pozo y otro ayudando desde el exterior en la retirada de residuos, facilitando herramientas, etc.
Se han podido distinguir dos tipos de pozos en función de su profundidad y las características de sus paredes. Los pozos irregulares son aquéllos cuya profundidad no supera los 2,50 metros y sus paredes son sinuosas, a veces con huecos resultantes de la extracción de nódulos e incluso con comunicación accidental mediante oquedades amorfas y angostas.
Por el contrario, los pozos de tipo chimenea presentan paredes regulares, de tendencia muy vertical y profundidades que oscilan entre los 0,45 y los 10 metros. Pueden distinguirse tres subtipos en función de la forma de su boca: pozos cilíndricos, pozos con boca en cubeta y pozos con boca en embudo.
En las paredes de los pozos se han documentado acondicionamientos realizados por los mineros para facilitar sus labores extractivas. Uno de estos son los pates, oquedades practicadas en las paredes utilizadas a modo de escaleras. Otro acondicionamiento lo constituyen dos orificios enfrentados de sección circular, interpretados como sujeción para un travesaño empleado como polea.
La estrechez de los pozos favorecía la conservación de la humedad y minimizaba el riesgo de colapso de las paredes. De hecho, no sólo no se han identificado derrumbes, sino que las paredes de los pozos se han encontrado en muy buen estado, sin evidencias de erosión, a pesar del tiempo transcurrido. Esto sugiere que los pozos fueron rellenados intencionadamente poco tiempo después de su excavación. Los rellenos de los pozos contienen principalmente sedimento extraído de ellos mismos y desechos de los procesos de extracción y talla del sílex. Todo indica que tras la excavación de los pozos y la extracción de la materia prima, la talla se realizaba en las inmediaciones de los mismos y que los residuos de estas actividades eran arrojados al interior de los pozos. Esta práctica sería una manera eficiente de gestionar el gran volumen de restos generado y a la vez garantizar la seguridad de quienes se movían por la superficie, ya que de otro modo habrían corrido el riesgo de caer accidentalmente en los pozos abiertos.
Al contrario que en las minas prehistóricas europeas donde la mayoría de las herramientas relacionadas extracción son de asta o hueso, ya sean picos de asta o palas hechas con escápulas de animales, en Casa Montero estas son muy escasas, siendo más abundantes las de piedra.
Las herramientas pueden clasificarse en dos grandes grupos, en función de la actividad para la cual se destinan: un primer grupo empleadas para la excavación de los pozos (picos, mazas, cuñas) y la extracción de los bloques de sílex (grandes percutores) y un segundo grupo de herramientas para el mantenimiento de la explotación minera (raederas, denticulados).
Las herramientas mineras se realizaron a partir de materiales traídos al yacimiento, como es el caso de los cantos de cuarcita procedentes de las riberas del Jarama, destinados a mazas y grandes percutores o bien pueden proceder de los desechos de la talla del sílex en la propia mina, como ocurre con los picos y las cuñas.
Las mazas posiblemente se utilizaban para golpear cuñas o picos que penetraran en la tierra a modo de cincel. Las cuñas, se utilizarían para descalzar nódulos y los picos se emplearían para excavar los pozos
Además de extraer el sílex, en la propia mina se realizaba la talla de esta materia, actividad que generó un volumen ingente de restos. En los 338 pozos investigados se han obtenido 65 toneladas de sílex, siendo la mayoría de estas piezas restos de talla.
Se sabe que la extracción de la piedra y su posterior talla era una ocasión para congregar a los pequeños grupos humanos de la región, los primeros que se dedicaban a la agricultura. El complejo trabajo de extracción y producción de herramientas de sílex daba cohesión a los pobladores de estas tierras, creando nuevos y extensos lazos sociales entre ellos.
En este contexto tenía lugar el aprendizaje de la talla lítica. Por primera vez en una mina de sílex se ha documentado este proceso mediante la identificación de tres niveles de destreza entre los talladores (maestro, aprendiz avanzado y aprendiz inicial). Los niños (3-7 años) ayudarían en las tareas de enmangue, gestión de residuos o adquisición de sílex en los afloramientos. A partir de los 7 u 8 años los jóvenes comenzarían la práctica de la talla.
En Casa Montero se han documentado todas las categorías de la Cadena Operativa Lítica, desde el aprovisionamiento de la materia prima, devastado, acabado y utilización, hasta el abandono.
Galería de imágenes
Actuación arqueológica
La mina se descubrió en septiembre de 2003 durante las preceptivas prospecciones arqueológicas realizadas con carácter previo a la construcción del Tercer Cinturón de Circunvalación de Madrid (M-50).
Ante la singularidad e importancia del yacimiento, la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid determinó la modificación del trazado de la carretera, que al desplazarse 60 metros permitió conservar la zona con mayor concentración de restos.