Un estudio del Hospital Clínico y la UNED relaciona mayor riesgo de desarrollar síntomas depresivos en la infancia en recién nacidos con asfixia grave en el parto

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LOS SÍNTOMAS PUEDEN CONFUNDIRSE CON COMPORTAMIENTOS PROPIOS DE LOS NIÑOS

Un estudio llevado a cabo por neonatólogos y psicólogos clínicos del Hospital Clínico San Carlos y la Universidad de Educación a Distancia (UNED) revela, por primera vez, que los recién nacidos que sufren asfixia moderada o grave durante el parto tienen mayor riesgo de desarrollar síntomas depresivos a lo largo de la primera infancia. El objetivo de esta investigación, que ha sido publicada en la revista científica 'PLoS One', se centra en el estudio de la presencia de desórdenes emocionales en niños que sufrieron asfixia moderada o grave durante el parto y fueron tratados con hipotermia, y alerta sobre el riesgo de incremento de alteraciones de tipo depresivo en niños de 3 a 6 años, según los test estandarizados utilizados en el estudio y la exploración directa efectuada por los psicólogos clínicos.

https://dnfqencmde1ig.cloudfront.net/sites/default/files/doc/sanidad/comu/img_2157.jpg1200700Investigadores del Hospital Clínico San Carlos y la Universidad Nacional de Educación a Distancia
06 abril 2022

En el estudio participaron 29 niños, 14 de los cuales sufrieron asfixia moderada o severa durante el parto, nacidos tras 35 semanas de gestación y atendidos en la unidad de Cuidados Intensivos Neonatal de este hospital público madrileño, y 15 niños sanos que formaron parte del grupo control.

Los desórdenes emocionales encontrados en estos niños “pueden pasar inadvertidos por confundirse con comportamientos propios de su edad. El niño que sufre una depresión puede mostrar mayor agresividad o algún otro rasgo de la personalidad que habitualmente se entiende como cosas de niños sin estar diagnosticado como cuadro psiquiátrico, porque muestran una sintomatología sutil. Este tipo de alteraciones no había sido descrito hasta ahora en niños que sufrieron una asfixia al nacer”, explica el jefe del Servicio de Neonatología del Hospital Clínico San Carlos, José Martínez Orgado.

Por ello, una intervención temprana resulta muy conveniente cuando se observan estos síntomas, ya que “cuanto antes se detecten menor riesgo existirá de secuelas en el desarrollo y la evolución del niño al pasar a edad juvenil y adulta. También se ha observado que la evolución de los niños con estos problemas, a los 6 y 7 años de edad, es peor en cuanto a rendimiento escolar y en la recuperación funcional y cognitiva que los niños sin estos desórdenes”, añade la psicóloga clínica del Servicio de Neonatología del Hospital Clínico San Carlos, Isabel Cuéllar Flores.

Este hallazgo “tiene gran relevancia porque en adultos los desórdenes emocionales son una frecuente complicación de infarto cerebral, que afecta a entre un 30 y un 40% de estos pacientes. Esos desórdenes surgen a los cinco años siguientes al accidente o lesión cerebrovascular y consiste en la aparición de depresión y ansiedad fundamentalmente, lo que se asocia a un mayor riesgo de mortalidad, peor calidad de vida y peor recuperación física y cognitiva del paciente y es importante saber si esto pudiera darse también en estos niños”, continúa Martínez Orgado.

Hospital Clínico, pionero en integrar al psicólogo clínico en Neonatología

La incorporación de la figura del psicólogo clínico en el Servicio de Neonatología del Hospital Clínico San Carlos ha posibilitado que un equipo multidisciplinar compuesto por neonatólogos y psicólogos clínicos lleve a cabo estos estudios, de forma rutinaria a todos los recién nacidos que forman parte de alguno de los grupos de riesgo desde hace varios años, si bien no ha sido hasta ahora cuando se ha empezado a demostrar la relación entre la asfixia sufrida durante el parto y los desórdenes emocionales que presentan estos niños en su primera infancia.

Ante la aparición de estos síntomas, la psicóloga clínica realiza una intervención precoz y preventiva con los pacientes y sus familias como primer nivel de atención en salud mental, que suele ser eficaz. No obstante, si los problemas emocionales o de comportamiento en los pacientes se agravan, esta primera intervención se intensifica y se coordina con otros especialistas como los especialistas en psiquiatría infantil.