Calefacción centralizada: sistemas de individualización de instalaciones y consumos
En el siguiente apartado encontrará la información completa sobre cómo adaptar las instalaciones de calefacción centralizada de su edificio y su vivienda para cumplir con la obligación de instalar contadores individuales, siempre que sea técnicamente viable y económicamente rentable, de manera que pueda conocer y optimizar su consumo real de energía.
Desde que en 1999 entrara en vigor el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE), la instalación de cada usuario en un edificio de nueva construcción con sistema de calefacción centralizada debe disponer de un contador, que permita repartir los costes de acuerdo con su consumo.
En lo que respecta a los edificios ya existentes en aquella época y que contaban con calefacción central, la Directiva 2012/27/UE impuso obligaciones relacionadas con la contabilización individualizada de los consumos de energía, entre ellas la relativa a la energía térmica de los sistemas de calefacción centralizados.
Con esta directiva,se pretendió que el consumidor tuviera derecho a conocer su consumo de gas de manera periódica, para poder adecuar el uso que hace de la energía y pagar parte de los gastos de calefacción del edificio, en función de su consumo individual de energía. Esta directiva se traspuso al ordenamiento jurídico español mediante el Real Decreto 736/2020, de 4 de agosto, que regula la contabilización de consumos individuales en instalaciones térmicas de edificios. En esta normativa se establece, que todo edificio que tenga una instalación térmica (calefacción o aire acondicionado) centralizada que abastezca a varios usuarios:
Debe disponer de un sistema que permita medir o estimar el consumo de energía de cada usuario.
Los usuarios finales deben contar con los medios necesarios para el control de su propio consumo.
La lectura y facturación o reparto de costes de los gastos a cada usuario deberá realizarse respetando determinados requisitos (lectura remota, información en las facturas, entre otros).
Los titulares de las instalaciones son responsables de realizar estas adecuaciones en unos determinados plazos y de acuerdo con el procedimiento establecido.
Sistemas para medir o estimar el consumo individual de cada usuario
¿Cuál es el mejor sistema para medir y repartir los gastos de calefacción para cada usuario?
En función del sistema de calefacción centralizada que tenga nuestro edificio, podremos optar entre la instalación de un contador individual de energía en cada vivienda o bien, un repartidor de costes de energía. Es necesario indicar, que estas posibles actuaciones sobre las instalaciones de calefacción para dotarlas de sistemas que permitan el reparto de costes entre sus usuarios, no actúan de manera directa sobre ella ni mejoran su eficiencia energética, pero sí modifican el patrón de uso por parte de los usuarios.
Es decir, son medidas que fomentan el ahorro de energía:
La solución ideal para medir y repartir gastos consiste en dotar a cada usuario de un contador de energía, pues es el dispositivo que cuenta de manera exacta (con un margen de error preciso) la energía que consume cada usuario, de manera que ese dato se emplea directamente en la facturación o el reparto de costes.
Algunos edificios cuentan, sin embargo, con una distribución del agua de calefacción por columnas (verticales) y en ellos un contador de energía individual no es viable.
En estos casos, la solución más adecuada es utilizar repartidores de costes montados sobre los radiadores. Estos dispositivos, que no modifican el funcionamiento de la instalación de calefacción ni requieren obras para su montaje, estiman la energía que cede cada radiador de manera que, al disponer todos los usuarios del mismo sistema de estimación, se puede repartir proporcionalmente parte de los gastos del servicio de calefacción entre cada uno de ellos.
El primer principio para conseguir un uso racional de la energía, como de cualquier otro producto, es que cada usuario asuma el coste de su utilización.
De este modo, cuando una instalación térmica se dota de contadores individuales o repartidores de costes, que permiten repartir parte de los gastos de su utilización de acuerdo con el gasto que registre cada usuario, se está ofreciendo el derecho a pagar en función del uso que se hace de la instalación.
Por tanto, aquellos usuarios que gasten menos energía en calefacción, tanto por su régimen de actividad (cierre de radiadores en habitaciones sin uso o ausencias prolongadas), por las características de su vivienda o local (pisos intermedios orientados al sur) o por las mejoras que hayan introducido (ej.: ventanas con buen aislamiento), pagarán menos.
De acuerdo con las estimaciones ofrecidas por el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE), así como por la experiencia a este respecto en países de Europa en que su uso se encuentra extendido desde hace más de cuarenta años, el ahorro de energía final para el conjunto de los usuarios de la instalación con el reparto individualizado de los gastos, suele ser superior al 30%.
Medios para controlar el propio consumo: válvulas termostáticas
La mayor parte de las instalaciones de calefacción centralizadas de edificios anteriores a 1984 carecen de dispositivos que permitan a los usuarios regular la temperatura en el interior de las viviendas o locales. Por ello, la única alternativa, en caso de que se quiera interrumpir el servicio en una vivienda o en una habitación concreta, pasa por actuar manualmente sobre las llaves de cada radiador que, en muchos casos, ya no funcionan correctamente por su antigüedad.
Ese es el motivo por el que, con frecuencia, se observa que en edificios dotados con estos sistemas de calefacción, algunos usuarios se ven abocados a abrir las ventanas, con el consiguiente despilfarro de energía, para regular la temperatura interior.
Instalación de válvulas termostáticas
Para solventar este problema, es posible dotar a las instalaciones de dispositivos que abren o cierran el paso del agua caliente a los radiadores, en función de que se haya alcanzado la temperatura que el usuario desee en el interior de la habitación:
- La actuación sobre las instalaciones de calefacción centralizadas para dotarlas de válvulas termostatizables con cabezal termostático (válvulas termostáticas), modifica el funcionamiento de la instalación y mejora su eficiencia energética. Además, mejora el confort de los usuarios ya que podrán elegir la temperatura en cada estancia.
- Para su correcto funcionamiento se requiere que se haya adecuado el sistema de distribución hidráulica de toda la instalación para que sea capaz de funcionar bien a caudales variables, lo que redunda en un mejor funcionamiento de la instalación y en una mejora del confort. Es una medida que fomenta el ahorro de energía y la eficiencia energética de la instalación.
- El empleo de válvulas termostáticas incide directamente en la demanda de calefacción, puesto que la válvula cierra o abre el paso de agua caliente al radiador según se alcance o se pierda la temperatura deseada en la habitación. De este modo, no se calientan las estancias más allá de lo deseado, sin que el usuario tenga que girar la llave de paso del radiador para abrir o cerrar cada vez que desea hacerlo.
- Además, al adaptar el circuito hidráulico al funcionamiento a caudal variable y reequilibrarlo, se corregirán problemas de funcionamiento típicos de estas instalaciones, como son; que en determinadas alturas, bajos o áticos, no llegue el agua caliente con suficiente temperatura o llegue demasiado caliente, así como que ciertas columnas no alcancen la temperatura deseada.
- Para conseguirlo, se dotará al circuito hidráulico de dispositivos como bombas electrónicas de caudal variable y alta eficiencia o válvulas de equilibrado de presión diferencial,
- Adicionalmente, combinada con el uso de calderas de condensación, mejora aún más el rendimiento de la instalación, puesto que permite que la caldera funcione con menor carga y que consiga de este modo aumentar su rendimiento.
Por tanto, esta medida conduce a una mejora en el funcionamiento del conjunto de la instalación y a una reducción de costes global, pues cada usuario podrá ahorrar más, en función de sus necesidades de confort, ya que los radiadores permanecerán abiertos, únicamente el tiempo necesario.
Como complemento a lo anterior, es también una oportunidad de aprovechar la evolución tecnológica y optar por cabezales electrónicos para actuar sobre las válvulas termostáticas. Con estos dispositivos, de coste relativo bajo, se puede gestionar el funcionamiento de la calefacción de las viviendas sin apenas esfuerzo.
Así, es posible programar horarios en cada radiador, de manera que una habitación se pueda calentar, por ejemplo, al caer la tarde. Todo ello, sin tener que cerrar el radiador de manera manual y sin tener que prescindir de la calefacción en el resto de la vivienda.
En todo caso, se debe recordar que los edificios con instalaciones centralizadas de calefacción fueron concebidos para un funcionamiento solidario de estas instalaciones de manera que, en general, no será posible una completa individualización del funcionamiento para cada usuario.
Por ello, se tendrá que seguir garantizando una demanda de energía mínima en cada vivienda o local, un caudal mínimo circulante para el buen funcionamiento de las calderas, así como la fijación de horarios, para evitar el funcionamiento ineficiente y pérdidas de distribución en horarios de baja o nula demanda.
Lecturas y facturación
En lo que respecta a la lectura de los contadores y la facturación individual de este tipo de instalaciones centralizadas, existen ciertos gastos comunes que no dependen del uso que cada particular realice. En este sentido, los titulares de las instalaciones suelen establecer un sistema doble de reparto de gastos, en el que cierto porcentaje se destina a cubrir aquellos que no dependen del uso individual (entre un 25 y un 40%) y el resto, se reparte proporcionalmente al consumo que registran los sistemas de medida de cada usuario (entre un 60 y un 75%).
Existen diferentes modelos de gestión de la lectura, reparto de gastos y facturación de las instalaciones de calefacción, de manera que en cada edificio, se puede optar por el que más se ajuste a sus necesidades, definiendo de manera singular cuestiones como:
- La compra o alquiler de los equipos de medida
- La compra o alquiler del sistema de toma de lecturas,
- La toma de lecturas con medios propios o subcontratados,
- La frecuencia de lecturas (diaria, semanal, mensual, bimestral, una por temporada, etc),
- La frecuencia de facturación (mensual, bimestral, cuota fija con regularización según lectura anualmente, etc),
- La facturación con medios propios o subcontratados.
Obligaciones de las comunidades de vecinos
La normativa a este respecto ha establecido las siguientes directrices de lectura de contadores, información al consumidor y reparto de costes, que deberán respetarse tanto para los edificios en los que se instalan nuevos sistemas de lectura y facturación, como en aquellos que ya los tuvieran instalados, adaptándose en este caso a las nuevas exigencias establecidas:
Normativa de referencia
- Real Decreto 736/2020, de 4 de agosto, por el que se regula la contabilización de consumos individuales en instalaciones térmicas de edificios.
- Directiva 2012/27/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 25 de octubre de 2012, relativa a la eficiencia energética, por la que se modifican las Directivas 2009/125/CE y 2010/30/UE, y por la que se derogan las Directivas 2004/8/CE y 2006/32/CE.
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Directiva 2018/2002 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 11 de diciembre de 2018, por la que se modifica la Directiva 2012/27/UE relativa a la eficiencia energética.
- Real Decreto 1027/2007, de 20 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios.
Fecha de revisión: 9 de abril de 2024