Iglesia Santa María la Blanca en Canillejas
La iglesia parroquial de Santa María La Blanca en Canillejas (Madrid) constituye un sencillo ejemplo de arquitectura religiosa rural de los siglos XV y XVI
Sin embargo, tiene el enorme interés de conservar dos techumbres de madera con decoración de lazo de tradición mudéjar, fechables a mediados del siglo XVI, que sobresalen tanto por su buena técnica como por su valor artístico.
Asimismo, es destacable el friso con decoración de esgrafiado a la cal que recorre todo el perímetro de la cabecera bajo el arrocabe, donde se ponen de manifiesto las novedades renacentistas tanto en la técnica como en los elementos decorativos, modalidad ornamental que cuenta con escasos ejemplos en la Comunidad de Madrid.
Mediante Decreto 291/2019, de 12 de noviembre, del Consejo de Gobierno se declaró Bien de Interés Cultural, en la categoría de Monumento, por reunir valores arquitectónicos de gran importancia y nivel técnico, al tiempo que presenta un alto valor artístico e interés cultural e histórico relevantes.
Imagen de la Iglesia Santa María la Blanca en Canillejas
Iglesia Santa María la Blanca en Canillejas
El lugar de Canillejas, situado al nordeste de Madrid, se encontraba en el Camino Real de Aragón, la vía de comunicación que unía la Villa y Corte con la ciudad de Alcalá de Henares. Una pequeña población que, sin embargo, adquirió cierta notoriedad por sus abundantes manantiales, huertas y jardines.
Según diversas opiniones, esta iglesia pudiera tener un posible origen como humilladero relacionado con una fuente natural cercana y zona de descanso para el trayecto, por su ubicación en el Camino Real de Aragón que unía Madrid con Alcalá de Henares y la gran Europa. Sin embargo, por sus características, parece responder más a una estructura de ermita cumpliendo las funciones de ermita e iglesia, asumiendo, por tanto, las funciones parroquiales.
Existe un documento en el que se informa de la presencia hasta en dos ocasiones de Santa Teresa de Jesús en Canillejas en el camino de sus fundaciones, lo que hace patente la importancia del lugar en el Camino Real.
En la actualidad la iglesia parroquial de Santa María la Blanca se encuentra situada en la Plaza de la Villa de Canillejas de Madrid, siendo el centro urbano de un barrio desarrollado en los años 60 del siglo XX.
Todo el conjunto es único en su estilo, ya que en Madrid se han perdido las estructuras similares de las edificaciones contemporáneas a la iglesia de Santa María La Blanca, quedando algunos detalles pero no espacios.
El resalte de la armadura mediante el remate de los dibujos italianizantes del esgrafíado, denotan la modernidad y la influencia europea de los artesanos y el mimo con el que trabajaron en su construcción y su posible relación con la Universidad de Alcalá y su fundador, el Cardenal Cisneros. La presencia del escudo franciscano en los tres lados de la cenefa hace pensar en su posible relación.
Se trata de un tipo de edificio religioso sencillo, de tradición mudéjar, pobre de materiales y de rápida construcción, ejecutado con mampostería o tapial entre hiladas de ladrillo y techumbres de madera con labores talladas en las vigas.
Fue construido en dos etapas sucesivas, realizándose primero la cabecera, que se levantaría a finales del siglo XV, y a continuación la nave, durante el siglo XVI.
Durante el segundo tercio del siglo XVI se desarrolla en Castilla una arquitectura híbrida donde se conjugan diversas corrientes artísticas en un mismo edificio. Así, a la tradición gótica y mudéjar se agregan las nuevas tendencias renacentistas, dando lugar a una variedad tipológica tanto estructural y de plantas como decorativa.
Uno de los modelos, el más sencillo, es el que se encuentra en esta iglesia. Está constituido por una sola nave con cabecera poligonal y coro a los pies, una tipología que se repite con frecuencia durante el siglo XVI siguiendo modelos de plantas propias de finales del siglo XV, de la que existen algunos ejemplos en la comarca del Henares (Perales de Tajuña, Los Hueros, Los Santos de la Humosa).
Generalmente sus naves se cubrían con un tipo de cubierta basada en la armadura de par y nudillo con tirantes, en las que se mantienen elementos característicos de la carpintería mudéjar. Sin embargo, en muchos casos las cabeceras se cubrían con bóvedas góticas, siendo escasas las que se conservan con armaduras de madera (capilla de San Ildefonso en la Universidad de Alcalá de Henares, hacia 1515).
En otros casos, durante el siglo XVI, se llevan a cabo reformas o reconstrucciones en primitivos templos, que en muchas ocasiones afectaron a las naves, cubriéndose también con techumbres de madera de tradición mudéjar.
En ambos casos, estas cubiertas generalmente son ochavadas, de par y nudillo con tirantes sobre ménsulas, y diversidad de motivos decorativos, desde los más sencillos hasta los de lacerías más complicadas, como en las iglesias de Camarma de Esteruelas, Perales de Tajuña, Torres de la Alameda, Valdilecha, Villalbilla, El Molar o Algete. Sin embargo, esta techumbre de Canillejas tiene el extraordinario interés de ser uno de los pocos ejemplos que conservan la nave y la cabecera cubiertas con carpintería de lazo realizada en el siglo XVI, y la única en la ciudad de Madrid.
En el arrocabe, muy desarrollado, así como en las dos pechinas de la cabecera, aparecen elementos decorativos clasicistas, como contarios, elementos vegetales, dentellones, ovas, hojas de laurel, motivos que proceden del mundo clásico, que se encuentra también en otras techumbres de la región como la de Camarma de Esteruelas o la del Paraninfo de la Universidad de Alcalá.
En la techumbre de Canillejas, además, se combina la decoración de lazo de tradición mudéjar con elementos del repertorio clásico renacentista. Bajo el arrocabe, la decoración de la cabecera se completa con un friso de esgrafiado, que recorrería todo el perímetro de la cabecera, ejecutado con la técnica a la cal, práctica que llegó a España desde Italia en el siglo XVI y que acabó por imponerse sustituyendo a las técnicas de origen musulmán.
En el año 2018 se propuso, desde la Dirección General de Patrimonio Cultural, la realización de un Estudio de patologías, con informe del estado y propuesta de intervención en el presbiterio de la iglesia, una vez desmontado el cañizo enyesado que recubría la armadura y que, diez años antes, en unas catas promovidas por la Parroquia y dirigidas por el arquitecto Don Enrique Nuere Matauco, experto en este tipo de elementos arquitectónicos, había sido descubierta.
Este estudio y trabajos consistieron en: la retirada del cañizo de recubrimiento, apeo del almizate, sobrecargado en su trasdós con escombro, arreglo puntual de zonas de encuentro de la cubierta que producían humedades en el interior, toma de datos y catas en la armadura y los paramentos, levantamiento de planos, etc.
Del resultado de dicho estudio y tras constatar el estado precario en que se encontraba la armadura, que debió quedar apeada por riesgo de hundimiento, se propuso la restauración de dicha armadura y su elemento contemporáneo y complementario: una cenefa perimetral esgrafiada, con decoración a candelieri, que se encuentra bajo la misma, rodeando el perímetro de la Capilla.
Dada la cuantía de la intervención y la urgencia de la misma, se consideró que la ejecución se incluyese dentro de las actuaciones recogidas en el Convenio con la Provincia Eclesiástica para el año 2019.
Como complemento a dicha intervención, dados los acabados que existían y difíciles de integrar en el resultado final por ser de actuaciones no profesionales y una vez tomada la decisión, en la redacción del proyecto, de recuperar el estado original del espacio, se consideró la recuperación de los paramentos interiores de la capilla, contemporáneos de la artesa y del esgrafiado. De esta última actuación se encargó de manera directa la Dirección General de Patrimonio Cultural, ejecutándose en paralelo a la obra principal.
Los trabajos de arqueología, con hallazgos que han condicionado la intervención prevista, han permitido la recuperación de la única ventana original y documentar las fases constructivas de los espacios de los que consta el templo. Los paramentos interiores se han consolidado previamente a su guarnecido, enlucido y pintura.
La armadura de madera, sin policromar, es de una excepcional riqueza en el tallado de los pares y en la decoración con estrellas de ocho puntas que se entrelazan en el almizate. Ha sido necesario desmontar una parte importante de sus piezas por la afección de las humedades de la cubierta, sustituyendo algunos elementos de gran tamaño para el apoyo de los pares, utilizando prótesis para mantener los pares originales, recalzando piezas y ajustando los ensambles de cada uno de los pares y colocando las piezas talladas faltantes en los dibujos. En el alicer, que bordea inferiormente la armadura, ha sido necesario decapar las capas de pintura con bisturí para llegar a su estado original. Se ha realizado un tratamiento antixilófagos y, finalmente, se ha entonado la madera para dar uniformidad al conjunto.
La cubierta se ha ejecutado nuevamente, ya que la restauración se ha realizado desde ambos lados a la vez, solucionando los problemas de goteras que existían entre los dos espacios arquitectónicos.
La recuperación de las zonas de la cenefa perimetral existente y oculta bajo el yeso ha sido laboriosa debido a que ha sido necesaria su consolidación, relleno de los espacios perdidos, y limpieza de los dibujos resaltados.
La recuperación de la única y pequeña ventana original, tanto en el interior como en el exterior, ha podido realizarse por pequeños restos encontrados en los paramentos que indicaban su tamaño y abocinamiento, añadiéndose únicamente una pequeña vidriera con la flor de lis, símbolo de la Virgen Blanca.
Como colofón y para resaltar el conjunto, se ha instalado una nueva iluminación que resalte y permita la contemplación de todo el espacio y de los elementos arquitectónicos, decorativos o litúrgicos.
- Inversión
El coste total de la singular recuperación de todo este espacio único en Madrid ha sido, desde sus estudios previos hasta su puesta en valor con la conclusión de la obra, de 375.928,54 euros.
-
Ficha Técnica
Los trabajos han sido realizados por la empresa Acerouno Restauración Inteligente S.L. y dirigidos por el arquitecto Ignacio de la Vega y el arquitecto técnico Javier Grande.
Video Santa María la Blanca
Galería de imágenes
Fotografías: Jesús Caramanzana