

Yacimiento de la villa romana La Torrecilla
Bien de Interés Cultural en la categoría de Zona Arqueológica
Ubicado en la zona de Perales del Río, en Getafe, La Torrecilla es un ejemplo destacado de villa romana, típica del Mediterráneo oriental, caracterizada por estar organizada entorno a un patio o peristylum, y destaca por ser uno de los pocos ejemplos de villa romana de esta tipología en la Comunidad de Madrid. La secuencia crono-estratigráfica indica una continuidad desde el período altoimperial hasta el período tardoantiguo, siendo un hecho poco común las villae con una perduración a lo largo de tres siglos.
El análisis faunístico realizado en la villa ha posibilitado la reconstrucción de un modelo económico que combina la actividad ganadera (ovejas, cabras y vacas), el cuidado de aves de corral (gallinas y gansos), junto a la práctica cinegética. En el yacimiento se han localizado mosaicos, estucos (algunos con grafitos ilegibles), losetas de yeso con relieves y decoración floral y geométrica, además de restos de cerámica (Terra Sigillata) en buen estado de conservación y nácar.
Contexto histórico
Con el final de la II Guerra Púnica, Roma se hace con el control del Mediterráneo occidental iniciando la conquista de nuevos territorios, como la Península Ibérica, que quedó bajo su control en el 19 a. C. La conquista romana supuso, entre otros aspectos, la creación de una estructura administrativa y jurídica, la reorganización de los viejos núcleos prerromanos, la creación de nuevas ciudades, y el reparto de tierras para la explotación agropecuaria, apoyándose en el establecimiento de una red de caminos y agua.
En la Comunidad de Madrid, el territorio estaba dividido en tres centros de gestión distintos: Complutum, Mantua y Titulcia, asentándose la mayor concentración de establecimientos rurales en torno a los cauces de los ríos más importantes. En el territorio rural se diferenciaron varios modelos constructivos y centros de explotación agropecuaria, siendo el tipo más común la villa. Las villas se definen como centros relacionados con la explotación de la tierra a gran escala, dentro del sistema de producción latifundista. También se constituyeron como lugares de retiro y descanso, así como escenarios de representación social.
En la Comunidad de Madrid se han podido documentar establecimientos rurales altoimperiales, pero la mayor parte de las villas se fechan a partir del siglo III d. C. Contaban con un número indeterminado de edificios, una parte de ellos destinados al uso doméstico (pars urbana), la zona más ostentosa y lujosa, símbolo de poder y prestigio del propietario; y otra destinada a las tareas productivas y para la servidumbre (pars rustica y pars fructuaria).
Durante la Edad Media la zona de La Torrecilla se mantuvo habitada. Se encuentran referencias desde el siglo XIII como un lugar vinculado al ganado y la trashumancia debido a la cercanía de la Cañada Real Galiana. La villa romana fue localizada en 1979 y desde entonces fue objeto de excavaciones sistemáticas.
Descripción del yacimiento
Pars urbana o zona residencial. Las estructuras del edificio corresponden al tipo de villa articulada en torno a un peristylum rectangular, rodeado por una galería porticada o ambulacrum que centralizaría la distribución de la villa, con un total de 1.600 a 2.000 m² y que mide aproximadamente 45 metros este/oeste y 40 metros norte/sur.
- La fase I o de suelos blancos presenta la cronología más antigua y se fecha a partir del siglo III d. C., coincidiendo con su auge económico. A este período le corresponden seis estancias al sur y otra al este, todas ellas abiertas a un pasillo. La zona norte es rematada por un espacio absidiado hacia el interior del patio, una pequeña exedra peraltada de cabecera semicircular.
- La fase II o de suelos rojos está fechada en el siglo IV y V d. C. La villa mantiene el modelo original con la novedad de reforzar los nuevos muros. La zona más noble en este momento es la sala absidiada consistente en un salón de 6 metros de ancho por 10 de profundidad, de puerta tripartita y cabecera circular.
- La fase III o de suelos negros corresponde al abandono o destrucción del viejo edificio para ocuparlo nuevamente como espacio productivo en los siglos V y VI d. C. En concreto, a partir del siglo V d. C. se documenta en el edificio residencial la redistribución y compartimentación de los antiguos ámbitos dando lugar a nuevas unidades espaciales, instalando un horno y abriendo silos de almacenamiento. Durante esta fase, que abarca hasta el siglo VII d. C., la villa se abandona como residencia señorial, pero no como estructura relacionada con la explotación agraria.
Situada a unos 200 metros de la villa con 16 tumbas de lajas de piedra caliza, tejas y ladrillos, cubiertas a su vez por lajas de caliza. Se localizaron numerosos clavos que hacen pensar en la presencia de ataúdes de madera.
Los ajuares son escasos destacando una hebilla y un broche de cinturón de placa rígida del siglo VI d. C.






