Restauración grupo escultórico Evangelistas del Convento de las Carmelitas Descalzas de Santa Teresa
Esculturas barrocas de finales de siglo XVII
El convento de las Carmelitas Descalzas de Madrid alberga una rica colección escultórica que nos habla de la espiritualidad del Carmelo Descalzo fundado por Santa Teresa.
La Dirección General de Patrimonio Cultural ha restaurado un conjunto escultórico formado por cuatro esculturas de madera tallada y policromada, que representan a los cuatro evangelistas. Cada una de ellas se expone en una hornacina, realizadas con ocasión de su traslado a la biblioteca del convento.
Descripción de las obras restauradas
Las esculturas, de bulto redondo y pequeño tamaño (46 x 16 x 18 cm), están realizadas en madera de pino policromada y con estofados de pan de oro y temple.
Los evangelistas están representados de pie, vestidos con túnicas y mantos con ricos estofados y los pies descalzos. Con su mano izquierda recogen los libros de los evangelios mientras el brazo derecho se separa del cuerpo, en diferentes actitudes. A los pies de las figuras de los evangelistas están representados sus atributos: el ángel de San Mateo, el buey de San Lucas, el águila de San Juan y el león de San Marcos. Las esculturas cuentan con peana exenta, original, que se sujeta a la pieza por clavos de forja.
Las esculturas tienen las mismas características, tanto en forma y tamaño como en estilo, por lo que se consideran obras de un mismo autor, posiblemente creadas para formar parte de un retablo.
Las esculturas, de excelente factura, son de bulto redondo, talladas en una sola pieza, salvo sus brazos y manos derechas y la cabeza de San Marcos. Las uniones se realizan a caja y espiga, con unión viva de cola. Están policromadas, con carnaciones de tonos suaves realizadas al temple y dorados y estofados con formas vegetales en mantos y túnicas, con efectos de tejido (moaré), en las vueltas de los mantos.
Detalle de las piezas antes y después de su restauración:
Proyecto de restauración
En general, el estado de conservación del grupo escultórico era bueno, aunque presentaba diversas patologías que afectaban a la lectura global de la obra. Todas ellas habían sido objeto de alguna intervención anterior.
Los problemas de conservación que presentaban las esculturas eran tanto de origen mecánico (golpes, deformaciones y faltas), como de origen químico (degradación de adhesivos, levantamientos de la capa pictórica y oscurecimiento de barnices) y antrópico (repintes, clavos, cera en superficie). Así, se observaban deformaciones y pequeñas faltas producidas por golpes, grietas estructurales, craquelados y agrietamientos, alteraciones de los estratos pictóricos por variaciones de la humedad, levantamientos y cuarteamientos. La capa de barniz presentaba un aspecto mate bastante desigual. Asimismo, se apreciaba una capa de cera, en forma de gotas, o adherida a la superficie en zonas bastante amplias.
Las esculturas habían sido objeto de una intervención anterior que, si bien no fue muy adecuada desde una perspectiva estética, contribuyó a evitar nuevos procesos de deterioro mediante el encolado de las manos sueltas, relleno de grietas de peanas y grietas estructurales de las esculturas, reposición de la lámina de oro en algunas zonas y repintes de la capa pictórica.
Algunas esculturas tenían aplicada una mano de gomalaca que favoreció el desarrollo de microorganismos, polvo y suciedad, muy incrustadas en las piezas. Las peanas se sujetaron a las figuras mediante clavos, lo que provocó importantes agrietamientos y daños mecánicos.
Toda la intervención realizada sobre estas esculturas ha estado sujeta a los criterios de máximo respecto a la obra original, legibilidad y reversibilidad de los materiales empleados. Previamente a la intervención se recogieron unas pequeñas muestras para analizar la capa de policromía y poder aplicar el tratamiento adecuado.
En primer lugar, se realizó una desinsectación con un producto adecuado, con el fin de sanear las superficies y como medida preventiva para evitar el desarrollo de biodeterioro. Tras una limpieza superficial, realizada con brochas suaves y aspiración controlada, se procedió al tratamiento de los soportes, en los que se realizaron las siguientes intervenciones:
- Encolado estructural de algunas partes de las esculturas y especialmente de las peanas, que eran las partes más dañadas. Este proceso se simplificó mucho al aprovechar el encolado de la restauración anterior.
- Reintegración volumétrica del soporte con una resina específica, imitando los volúmenes y formas de las partes que faltaban. Donde fue necesario se estabilizaron las grietas con resina epóxica, a modo de refuerzo. Esta tarea se realizó especialmente en las grietas de las peanas y en la unión de la manga de brazo derecho de San Marcos, única pieza que se desencoló y se volvió a pegar.
- Corrección de las faltas de soporte, muy evidente en las partes bajas de los mantos de San Lucas y de San Marcos.
La intervención en las policromías consistió en una limpieza profunda y en la reintegración de faltas de estucos y película pictórica.
- En primer lugar, se retiró la cera incrustada de las esculturas empleando hisopos de algodón, disolventes y calor localizado. Una vez efectuada la limpieza de la cera, se procedió a eliminar la pátina ennegrecida con método físico-químico: se reblandeció químicamente y se retiró con hisopo de algodón.
- La limpieza de los repintes fue una tarea muy laboriosa, puesto que los productos empleados para hacerla se habían vuelto duros e insolubles. Se realizó mecánicamente empleando un bisturí y ablandando previamente la superficie con el disolvente adecuado. Se recuperó la policromía original en las zonas más afectadas, en las que los repintes habían rebasado la zona de faltas.
- La limpieza de los oros de la peana se realizó químicamente, con disolvente e hisopos de algodón.
- Tras la limpieza, se llevó a cabo el estucado de todas las zonas con faltas en la capa de preparación.
- La reintegración cromática se realizó aplicando bases previas de acuarela, una capa de barniz para saturar colores y sobre ella, pigmentos de materiales reversibles muy próximos a la apariencia original. Las lagunas con falta de dibujo se reintegraron mediante puntullismo, para diferenciarlas de la capa pictórica original.
- El barniz cumple dos funciones, proteger la pieza de la exposición a los actores medioambientales, como la luz y la suciedad superficial, y otra la estética, recuperando la saturación original del estado inicial.
Toda la intervención ha sido adecuadamente documentada y fotografiada, para facilitar actuaciones futuras, si fueran necesarias.