Trastornos de la Conducta Alimentaria
Los trastornos de la conducta alimentaria son un conjunto de alteraciones graves relacionadas con la ingesta de comida cuyo origen se encuentra en múltiples factores. Es un problema de salud mental que puede llegar a poner en peligro la vida de quien lo sufre, que requiere de apoyo y tratamiento y que es importante prevenir sobre todo en la población más joven.
Aspectos básicos
Hablamos de trastornos de la conducta alimentaria (TCA) para referirnos a un conjunto de alteraciones graves relacionadas con la ingesta de alimentos (restricción prolongada de comida, atracones, obsesión por el peso y la imagen corporal, pérdida de peso…) asociadas a determinadas anomalías psicológicas (elevado nivel de perfeccionismo, impulsividad, baja autoestima, insatisfacción con la imagen corporal, etc.).
Se trata de un problema de salud mental que aparece con más frecuencia en la adolescencia debido a la mayor vulnerabilidad que presentamos las personas en esta etapa de la vida, en la que se está formando nuestra identidad y se producen cambios corporales importantes. La incidencia es mayor en mujeres.
Estos trastornos no son únicamente un signo de problemas con la comida, sino que reflejan la manera en que algunas personas afrontan su vida, siendo la ingesta del alimento la única manera en la que pueden ejercer algún control ante situaciones y emociones que no dominan y la forma en que pueden calmar su ansiedad.
¿En qué consisten?
Los TCA son trastornos relacionados con la autopercepción y la distorsión de la imagen corporal. Los más frecuentes son la anorexia y la bulimia. Las personas que lo padecen muestran una preocupación excesiva por no engordar, a pesar de que su peso sea normal o muy por debajo de lo normal.
Desde hace años se consideran los TCA como un fenómeno cuya causa se encuentra en múltiples factores, siendo el resultado de la interacción de aspectos psicológicos, familiares, biológicos y socioculturales (entre ellos el “canon de belleza” en la sociedad actual y la presión social por ajustarse a él).
Cada persona tiene una historia particular, una forma de entender la vida, de enfrentarse a los problemas, de resolver los conflictos y, por supuesto, tiene una opinión sobre sí misma que en ocasiones puede no ser satisfactoria. La forma y el momento particular en que cada persona vive, siente, asimila o interioriza estas situaciones contribuyen, entre otros factores, a que padezca uno de estos trastornos o no.
Se caracteriza principalmente por la restricción de la ingesta de comida, que conduce a un peso inferior al mínimo esperado negando el peligro que pueda conllevar, con consecuencias físicas como caída de pelo, sequedad en la piel y retirada de la menstruación, pudiendo presentar desnutrición y desequilibrios hormonales. La persona padece un miedo intenso a ganar peso o engordar y tiene una percepción muy alterada de su propio peso. Además de esto, la persona puede o no recurrir regularmente a atracones o a purgas (por ejemplo, con la provocación del vómito o uso excesivo de laxantes, diuréticos o enemas) y a menudo realizan ejercicio físico intenso con la intención de seguir perdiendo peso.
Se caracteriza por atracones recurrentes, consistentes en comer en un corto espacio de tiempo más cantidad de alimento de lo normal con sensación de pérdida de control. Además, se realizan conductas compensatorias inapropiadas como son provocación del vómito, uso excesivo de laxantes, diuréticos, enemas u otros fármacos, ayuno, y ejercicio excesivo. Por sus características es un trastorno menos visible que la anorexia ya que no conlleva necesariamente pérdida de peso.
También se caracteriza por atracones recurrentes, con sensación de pérdida de control. Se diferencia de la bulimia porque la persona no tiene un comportamiento compensatorio inapropiado. A pesar de ello, los atracones son frecuentes (al menos una vez a la semana) y producen un malestar intenso en la persona. En la mayoría de casos hay un aumento de peso, lo que puede conducir a una situación de sobrepeso u obesidad.
Otros problemas relacionados con la comida: Dismorfia muscular (vigorexia)
Aunque la dismorfia muscular (conocida de forma popular como vigorexia) no es estrictamente un TCA, sí presenta algunas características comunes. Se caracteriza por la preocupación excesiva porque su cuerpo sea demasiado pequeño o poco musculoso. Como respuesta a esta preocupación, la persona inicia una serie de comportamientos repetitivos, llegando a descuidar su vida social, laboral u otras áreas de su vida: comparar continuamente su aspecto con el de otros, realizar una actividad física extrema e ingerir una dieta muy restrictiva y desequilibrada, con exceso de proteínas y carbohidratos. En ocasiones, también se acompaña del abuso de sustancias como anabolizantes. Se trata de un trastorno que afecta mayoritariamente a hombres jóvenes.
¿Cómo saber si estamos ante el inicio de un TCA?
La etapa de cambios en la que estos problemas suelen aparecer es un momento en el que no es extraño que se den comportamientos peculiares o diferentes, como una forma de autoafirmación. En este contexto, no es infrecuente la excesiva preocupación por la imagen corporal y/o las modificaciones en la conducta en relación con la alimentación: dietas, rechazo a algunos tipos de alimento, etc. La existencia de algún tipo de trastorno alimentario no implica necesariamente que se vaya a desarrollar una enfermedad, pero debe alertarnos sobre su posibilidad.
Algunos síntomas comunes que pueden aparecer son:
- Pérdida de peso excesiva.
- Uso inadecuado de laxantes, enemas o diuréticos en un esfuerzo por perder peso.
- Restricciones en el consumo de alimentos por decisión propia y a menudo a escondidas.
- Ausencia o retrasos de la menstruación.
- Atrofia muscular del esqueleto.
- Pérdida de grasa corporal.
- Tensión baja.
- Caries dentales que se pueden presentar con el vómito autoinducido.
- Piel amarillenta o manchada.
- Estado de ánimo bajo.
- La mayoría de las personas con anorexia o bulimia se niegan a reconocer que tienen un trastorno de alimentación (renuencia).
Algunos comportamientos que pueden ser signos de alerta son:
- Actitudes de aislamiento, de soledad o melancolía. Círculo de amistades cada vez más estrecho. Aumento obsesivo de las horas de estudio y otras actividades "útiles".
- Cambios en los hábitos en relación con la comida: no coincidir con el resto de la familia a la hora de comer, obsesión por la composición calórica de los alimentos. Rituales a la hora de comer: cortar en trozos muy pequeños la comida, los mueve en el plato y finalmente manifiesta sentirse saciada muy pronto.
- Aumento exagerado de la práctica de ejercicio físico con la única idea de adelgazar.
- Insatisfacción con su aspecto físico, sobre todo en relación al peso (la persona se ve “gorda” pese lo que pese).
La evaluación de un trastorno alimentario debe comprender aspectos médicos, nutricionales y psicológicos. El primer contacto puede ser con el médico de familia que, en base a la valoración que haga del estado físico y de los datos proporcionados por la familia, determinará si se trata o no de un problema de alimentación y si es necesaria la derivación a Salud Mental.
Para el correcto diagnóstico es necesario descartar otras causas de anomalías endocrinas, metabólicas, digestivas y del sistema nervioso central para explicar la pérdida de peso. Éste puede incluir enfermedad celíaca, enfermedad intestinal inflamatoria, enfermedad de Addison y muchas otras posibles afecciones.
Tratamiento
El desafío mayor en el tratamiento de los TCA es hacer que la persona reconozca que su conducta alimentaria es en sí un problema y no una solución a otros problemas. Sin embargo, la mayoría de las personas que sufren este tipo de trastornos niegan tener un problema alimentario. Aun así, gracias al mejor conocimiento de este problema por parte de profesionales, educadores y familias, la detección de los problemas de la conducta alimentaria se realiza hoy en día más precozmente de lo que venía siendo habitual hace años.
El propósito del tratamiento es, inicialmente, restaurar el peso corporal normal y los hábitos alimentarios y, a continuación, intentar resolver los problemas psicológicos que han dado lugar a la aparición del trastorno concreto.
Los cuidados de salud por parte de los profesionales sanitarios, una terapia de comportamiento estructurada, la psicoterapia y la terapia con fármacos son algunos de los métodos que se utilizan como tratamiento. Las necesidades individuales de las distintas terapias dependen del estado clínico, médico y psicológico de la persona y varían a lo largo de todo el proceso.
¿Qué podemos hacer si sospechamos la existencia de un trastorno del comportamiento alimentario?
Consejos para familiares
- La familia es el pilar fundamental de la formación y la educación y juega un papel esencial en el desarrollo de la persona. Una buena comunicación entre sus miembros aclara muchas dudas y resuelve muchos problemas.
- No es conveniente transmitir ni permitir que los hijos tengan actitudes de rechazo ante personas con cuerpos diferentes al considerado “normal”, porque ¿Qué es la normalidad en un cuerpo?
- Hay que dar una respuesta firme y constante ante comentarios en su familia como “gordo” o “vaca” ya que la ausencia de respuesta genera la aceptación del comentario y la asunción del calificativo como insulto.
- Si su hijo o hija tiene un trastorno alimentario como anorexia o bulimia debe entender que su curación no depende únicamente de usted. Busque ayuda, déjese asesorar y confíe en los profesionales que les atienden.
- Comparta con otros padres su preocupación acerca de los TCA en los jóvenes, la promoción de cualquier iniciativa, a este respecto, será útil y es necesaria.
- En la actualidad, la vida de todos es muy sedentaria lo que favorece el sobrepeso. Anímese a buscar la manera de realizar con sus hijos actividades más dinámicas, al aire libre, que requieran la realización de actividad física.
- Esté atento a los cursos, talleres y actividades en relación con estos temas, ofertados por la Comunidad de Madrid.
- Es importante que sus hijos tengan unos buenos hábitos alimentarios, que realicen actividad física de forma regular y respeten sus horas de sueño; todo ello es fundamental para llevar una vida saludable.
- Una buena alimentación es fundamental para su correcto desarrollo. Es necesario seguir un orden en la dieta y repartir la comida en cuatro o cinco tomas al día. No deben saltarse comidas, procurar comer bien en cada una de ellas, sin picar entre horas ni intentar compensar grandes comilonas con ayunos.
- Es importante el entorno en el que se realicen las comidas, comiendo despacio y tranquilo, siendo muy aconsejable comer en familia.
- La dieta debe ser variada. No hay alimentos que engorden ni alimentos que adelgacen y todos son necesarios, en su medida, para tener una alimentación sana y equilibrada.
- Es aconsejable consumir frutas, verduras, hortalizas, legumbres, frutos secos, lácteos, huevos, pescados y carnes. A su vez moderar el consumo de carnes rojas y limitar la cantidad de bollería industrial, chucherías, refrescos azucarados, comida rápida, fritos y alimentos grasos.
- La pasta, el arroz, los cereales y el pan son la mayor fuente de energía para el cuerpo, no “engordan mucho” y es bueno tomarlos en las comidas.
- Es bueno beber entre uno y medio y dos litros de agua al día.
- Que no se engañen: no existen dietas milagrosas ni productos dietéticos mágicos para adelgazar.
- Si deciden ponerse a dieta, que lo hagan siempre bajo la supervisión de un especialista.
- En dieta y actividad física son preferibles los cambios ligeros y mantenidos en el tiempo, que las modificaciones exageradas. Los cambios drásticos no deben mantenerse ya que pueden perjudicar seriamente su crecimiento y desarrollo.
- Es importante que adquieran hábitos saludables ahora y los mantengan a lo largo de la vida. La alimentación es uno de ellos, pero son básicos también la constancia en la actividad física y el número de horas de sueño. Todo ello les permitirá llevar una vida plena y saludable.
- En nuestro peso influyen varios factores: el genético, lo que comen y lo que gastan. Cada uno de nosotros tenemos nuestra constitución y para mantener el cuerpo sano tienen que hacer ejercicio a diario y mantener el equilibrio entre lo que comen y lo que gastan.
- Si cree que necesitan información sobre lo que deben comer désela usted mismo o anímeles a que consulten a sus profesores o al médico de familia, es fundamental que resuelvan sus dudas.
- Cada persona tiene su cuerpo, con algunas características que le gustan y otras que no. Si piensan en lo que no tienen, un culo pequeño o unas piernas delgadas, e intentan cambiar lo que no es posible, se perderán las características que les gustan de sí mismos, como por ejemplo su voz o su pelo o sus ojos, y no les sacarán las ventajas que podrían llegar a tener.
- Cómo se valoren influye en cómo les valoran los demás: si se quieren, les querrán.
- Si se obsesionan con adelgazar, con las calorías o con las grasas, su pensamiento, al igual que su cuerpo, se irá volviendo cada vez más pequeño y torpe. Sin darse cuenta perderán, poco a poco, su mejor arma: la inteligencia.
- Cuando un problema no se comparte, en la soledad, se ve mucho más grave de lo que realmente es. Si se atreven a hablar de lo que les preocupa, con sus personas de confianza, verán que nada es absoluto.
- Que sean conscientes de sus límites. Hay problemas contra los que solos no pueden enfrentarse pero que con ayuda pueden superar.
- No existe un cuerpo ideal. La diversidad es una característica de la humanidad.
- Anímeles a que desarrollen una actitud crítica ante la publicidad y los modelos físicos imperantes.
- Es importante que valoren y cuiden el ocio y los amigos. Son necesarios para que se sientan bien y disfruten la vida.
- La familia es el apoyo más importante y necesario. Aunque existan puntos de vista distintos o conflictivos, deben intentar resolverlos.
- Ante una crisis o un problema puntual intente trasmitir a sus hijos la necesidad de solucionarlo y la seguridad de que juntos lo van a lograr.
Prevención desde centros educativos
La población adolescente, inmersos en una serie de cambios psicofísicos propios de la pubertad, con una personalidad inestable y poco definida, son un colectivo especialmente vulnerable ante la aparición de trastornos como la anorexia y la bulimia. Y los datos así lo señalan, tanto en lo que respecta a la aparición de conductas de riesgo, como en cuanto a la presencia directa de estas patologías.
El papel de los docentes es básico en relación a este tipo de trastornos. Su contacto permanente y directo con el alumnado les sitúa en un lugar privilegiado desde el que conocer, percibir y actuar ante patologías como la anorexia y la bulimia.
A continuación, podrá descargar un manual que pretende ser una herramienta de apoyo más para los profesionales de la enseñanza en la lucha contra los trastornos de la conducta alimentaria.
A, B, C... Anorexia, bulimia y comedor compulsivo. Manual para docentes >
Datos epidemiológicos
Aquí puedes encontrar algunos datos relacionados con la vigilancia de la prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria.
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