Central Térmica de la Ciudad Universitaria en Madrid
Bien de Interés Cultural en la categoría de Sitio Industrial
La central térmica se construye en los años 30 del siglo pasado, destinada a albergar las instalaciones encargadas de suministrar calefacción a las diversas edificaciones de la Ciudad Universitaria. En ese momento, supuso un gran avance industrial como ejemplo pionero del uso del sistema de calefacción central, inédito e innovador en el territorio nacional, siguiendo modelos norteamericanos.
Asimismo, desde el punto de vista constructivo, el edificio también es uno de los ejemplos más significativos de la arquitectura racionalista y de vanguardia previa a la Guerra Civil, lo que supuso la obtención del Premio Nacional de Arquitectura en 1932.
Contexto histórico
La central térmica forma parte del proyecto de Ciudad Universitaria en Madrid que comenzó
a desarrollarse en los años veinte del siglo pasado. Alfonso XIII empezó a trabajar en la idea en 1924, cuando tomó la decisión de construir una gran universidad que sirviese como motor de progreso y como ciudad del saber a nivel literario, científico y artístico.
Trabajaron en ella arquitectos de la llamada Generación del 25: Miguel de los Santos, Agustín Aguirre, Manuel Sánchez Arcas, Luis Lacasa y Pascual Bravo, asesorados y guiados por el ingeniero Eduardo Torroja y encabezados por el arquitecto director de la Escuela de Arquitectura de Madrid, Modesto López Otero.
Tomando el modelo de campus norteamericano, la Ciudad Universitaria, además de pionera en Europa, acabó consolidándose como la gran puerta de entrada y el escaparate del Movimiento Moderno europeo.
El proyecto de Ciudad Universitaria se llevó a cabo en diferentes fases, realizándose en primer lugar la ejecución del urbanismo y las infraestructuras. Una de las últimas actuaciones durante esta fase fue la elaboración de una red de suministro de calor conectada entre una central generadora y todos los edificios universitarios. Esta calefacción centralizada fue un aspecto muy innovador del proyecto, por sus ventajas de funcionamiento, economía y buena administración. Fue un modelo importado tras una ardua investigación de los sistemas vigentes y de la metodología estadounidenses.
El ingeniero Eduardo Torroja Miret y el arquitecto Manuel Sánchez Arcas trabajaron conjuntamente en la proyección y construcción de la central térmica que se levantó en 1932, obteniendo el Premio Nacional de Arquitectura, y se inauguró en 1943. En 1975, Alfonso García Gordillo realizó una ampliación del inmueble.
La Central térmica: Bien de Interés Cultural
- La central térmica cuenta con un entramado de galerías de distribución de aproximadamente unos 9.500 metros, y un total de doce subestaciones repartidas entre los diferentes edificios del campus. Este sistema independiente y centralizado tomó como referencia los ejecutados en Estados Unidos, concretamente la Power House de Harvard y la Heating Plant de Berkeley.
- Maquinaria: El espacio albergó dos calderas Velox de diésel y una Borsig de carbón. Tras la ampliación de 1975, se sustituyó el sistema de alimentación por el de gas natural. Las calderas se conservan en el interior del inmueble junto con depósitos, equipamiento y cuadros mecánicos y eléctricos. También se conserva en el exterior la báscula de vehículos y la tolva para carbón.
- Entre las características arquitectónicas del edificio cabe destacar sus volúmenes sencillos y simples, la ausencia de ornamento con la desnudez del ladrillo visto y del hormigón, y aspectos como la repetición por seriación, la cubierta plana o la separación de los edificios respecto al viario. Es por ello una de las piezas más innovadoras del complejo universitario con resonancias de la arquitectura racionalista holandesa y alguna influencia de los conceptos impulsados por el Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea.
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