comparativa dos tallas escultóricas de la virgen antes y después de su restauración
comparativa escultura de madera antes y después de su restauración

Restauración de las esculturas de San Joaquín y San Miguel del Convento de las Carboneras

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Tallas de los siglos XVII y XVIII

Las esculturas San Joaquín con la Virgen Niña y San Miguel Arcángel forman parte de una importante colección de esculturas del Monasterio de las Madres Jerónimas del Corpus Christi, conocido también como Convento de las Carboneras, que han sido restauradas por la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid.

Imágenes de las esculturas antes y después de la intervención

Eran notables también las grietas y fisuras que surcaban el volumen de la pieza de San Joaquín, muy destacables a la altura de los hombros y en zonas traseras.

La figura de La Virgen se encontraba suelta y sin estabilidad, lo que ha generado la pérdida de todos los dedos de la mano que la unían con San Joaquín. Se apreciaban craquelados importantes en numerosas zonas y poca estabilidad de la policromía.

La peana presentaba alteraciones muy agresivas, tanto la zona de rocalla como en los perfiles de contorno. En conjunto presentaba gran inclinación hacia adelante por falta de elementos y numerosas faltas matéricas.

Tras realizar diversas pruebas de solubilidad, necesarias para identificar las técnicas que se debían emplear, en la restauración de la escultura se siguieron las siguientes fases:

  • Fijación de estratos inestables en las zonas con lagunas polícromas y grietas que presentaban problemas de adhesión, especialmente en los craquelados más destacables. Readhesión de volúmenes que presentaban movimiento
  • Limpieza química de la policromía con disolventes adecuados y especial cuidado en las zonas más inestables y delicadas como la decoración dorada de San Joaquín.
  • Consolidación estructural y sellado de grietas. 
  • Reintegración volumétrica de los dedos perdidos y de la rocalla de la peana. En el caso del molduraje curvilíneo del contorno de la peana, fue indispensable su reintegración, ya que de esta forma se daba una lectura completa al conjunto y se corregía su inclinación.
  • Reintegración cromática con una técnica reversible.
  • Tratamiento de los postizos, ojos de cristal, y de las zonas metálicas como los clavos para evitar su oxidación.
  • Protección final se aplicó un barniz con resinas acrílicas, en concentraciones adecuadas para conseguir el acabado que requerían sus policromías. Se optó por un acabado satinado en la zona de los temples evitando brillos.