Restauración de esculturas del Real Conservatorio Superior de Música
Bustos de Francisco Asenjo Barbieri, Ruperto Chapí, Joaquín Turina y Emilio Arrieta
El Real Conservatorio Superior de Música de Madrid es la institución pública más antigua de enseñanza musical en España, que imparte enseñanzas superiores en música, equivalentes a enseñanzas universitarias. Su historia, de siglo y medio de duración, es representativa de los avatares de la música en la sociedad española. Este centro, de competencia de la Comunidad de Madrid, cuenta con un museo que alberga colecciones de Bellas Artes junto con instrumentos musicales, todos ellos bienes culturales que requieren de intervenciones de conservación y restauración, como ha sido el caso de las cuatro esculturas restauradas por la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid.
Obras restauradas
Busto de Francisco Asenjo Barbieri, 1943
65x50 cm
Yeso pigmentado de color terracota, evocando las terracotas antiguas de excavaciones con carbonataciones.
Imágenes del busto antes y después de la restauración:
Busto de Ruperto Chapí, 1943
65x50 cm
Yeso pigmentado de color terracota, evocando las terracotas antiguas de excavaciones con carbonataciones.
Imágenes del busto antes y después de la restauración:
Busto de Joaquín Turina, 1951
54x36 cm
Yeso pigmentado de color terracota.
Imágenes del busto antes y después de la restauración:
Busto de Emilio Arrieta, 1888
72x41 cm
Realizado en yeso y acabado imitando pátina de tenorita
Imágenes del busto antes y después de la restauración:
Conservación y restauración de las obras
Los bustos de Ruperto Chapí y de Francisco A. Barbieri presentaban sus pátinas apagadas, con los colores agrisados, impidiendo apreciar el verdadero valor de las piezas. Esto era debido a los humos y suciedad grasa adherida junto con la oxidación de protecciones.
A nivel polícromo se apreciaba, de forma generalizada, pérdidas de color que dejaban a la vista el yeso del soporte, muchas de ellas generadas por factores antropogénicos (golpes, roces, escoriaciones, etc.). En los dos bustos se podía ver un grafiti esgrafiado que recorría la frente de los Maestros, donde se podía interpretar la siguiente lectura “NO TIRAR”, todo apunta que en algún momento fueron indultados y por ello han podido llegar a nosotros.
A nivel material los yesos no presentaban problemas de cohesión ni disgregación, pero sí se observaban pérdidas de volumen en aristas, esquinas, nariz, barbas, etc.
Al igual que las dos esculturas anteriores, el busto de Turina ofrecía una imagen muy oscura, con los tonos de color muy apagados debido a la suciedad grasa adherida, a humos y una fuerte oxidación de protecciones o barnices. También se observavan pequeñas pérdidas matéricas en aristas, esquinas, barbilla y nariz; descascarillados por golpes en su manipulación, dada la fragilidad del yeso.
El busto de Emilio Arrieta aparecía repintado con una gruesa capa de apariencia plástica que embotaba los detalles de su modelado. También, se podían ver pérdidas de volumen en aristas de la peana, perímetros y más llamativas en la solapa del traje, en el labio inferior y cabellos.
- En primer lugar, se realizaron pruebas de solubilidad en las cuatro esculturas con el fin de determinar los disolventes y materiales a utilizar en los diferentes procesos.
- A continuación, para reforzar el grado de cohesión y consistencia en las zonas de yeso visto –por pérdidas de volumen o en la base de los bustos- se realizó una consolidación matérica.
- Con los datos obtenidos en las pruebas de solubilidad, se inició el proceso de limpieza. Se hicieron pequeñas catas de examen para comprobar la respuesta a los disolventes elegidos en las pátinas y determinar el grado de compactación de las mismas.
- En el busto de Arrieta, también se realizaron catas de examen para probar la respuesta del disolvente elegido, así como la metodología a aplicar en la eliminación de los repintes y comprobar la existencia de policromía subyacente.
- Finalizadas las limpiezas y eliminación de repintes, se saturaron las policromías de las pátinas devolviéndoles el grado de compactación necesario. Para ello, se utilizó una resina acrílica.
- Las pérdidas de volumen y escoriaciones, se repusieron con una resina epóxica ligera e inerte que no aporta peso ni tensión a las obras, siempre aplicada con el criterio de mínima intervención y máximo respeto. Posteriormente estos volúmenes se estucaron, quedando preparados para recibir el color.
- Para la reintegración cromática se utilizaron técnicas reversibles, diferentes de las originales, siguiendo el criterio de mínima intervención y máximo respeto. Se aplicó una base acrílica en las lagunas repuestas y se ajustaron con acuarela los valores cromáticos, aplicando ésta última directamente sobre las lagunas de pequeña entidad. La técnica que se usó fue mimética, ya que las pátinas son películas muy lisas que no tienen entidad gráfica.
- Para la protección final de los bustos se aplicó una resina acrílica disuelta en acetona, posteriormente matizada con un barniz mate hasta conseguir el aspecto satinado de cada pátina original.
Con los tratamientos efectuados las cuatro esculturas han recobrado su originalidad inicial.