

Iglesia de San Vicente Mártir en Braojos de la Sierra
Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento
La Iglesia de San Vicente Mártir es una construcción de notable interés arquitectónico e histórico, fechada entre los siglos XV y XVII. Conserva un conjunto de retablos de los siglos XVII y XVIII, donde intervinieron destacados maestros barrocos. Es el caso del retablo de San Miguel, en la Capilla de los Vargas, realizado por el ensamblador Juan de Velázquez, el escultor vallisoletano Gregorio Fernández y el pintor madrileño Vicente Carducho.
La iglesia también conserva una serie de lápidas sepulcrales de los siglos XVII y XVIII, con motivos heráldicos labrados e inscripciones grabadas, pertenecientes a la familia Vargas y a otros personajes eclesiásticos.
Historia del edificio
Se desconoce la fecha de fundación de Braojos de la Sierra, pero al igual que otras poblaciones de la zona, su existencia debe remontarse al período del proceso repoblador cristiano de los siglos XII y XIII durante la etapa andalusí.
En las intervenciones realizadas en la iglesia en los años 90 aparecieron restos de la cimentación de un muro transversal al muro norte que apuntaba a la existencia de una primitiva construcción de época medieval, posiblemente de la etapa de repoblación, sin que se pueda determinar una cronología más precisa. Hacia finales del siglo XV se levanta la torre incorporando la propia fachada occidental de la iglesia, con su espadaña.
En el siglo XVI, la población de Braojos tenía noventa y siete vecinos y desde este momento y hasta el siglo XVIII el nivel de población fue aumentando considerablemente debido a su actividad ganadera, su situación como lugar de paso y la cercanía a la capital. En las Ordenanzas de Braojos de 1603, se observa la importancia de la ganadería sobre la agricultura, destacando la familia Vargas como potentados ganaderos.
Esta situación debió de conducir a la necesidad de ampliar el edificio de la iglesia, durante el primer cuarto del siglo XVII, lo que se llevó a cabo de común acuerdo entre las autoridades municipales y eclesiásticas con la autorización del arzobispado de Toledo, y la aportación de la familia Vargas. En la obra intervinieron diversos maestros y artesanos, entre los que destaca el maestro de cantería Juan de la Verde.
Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento
Descripción del edificio
El actual edificio de la iglesia de San Vicente Mártir es el resultado de añadidos y modificaciones que se han sucedido a lo largo del tiempo, desde el siglo XIII hasta los XVII y XVIII, con algunas intervenciones durante los siglos XIX y XX, dando como resultado una compleja construcción de notable singularidad e interés arquitectónico. Exteriormente el templo, aunque responde a etapas diferentes, está construido con fábrica de mampostería irregular y sillares en las esquinas.
El interior presenta un cuerpo formado por dos naves de proporciones desiguales, las capillas de los Vargas y del Rosario, sacristía junto a la capilla mayor de los siglos XVII o XVIII y otra pequeña sacristía de planta junto a la capilla de los Vargas. La cúpula que cubre el crucero de la nave presenta cuatro pechinas en las que se representan cuatro doctores de la iglesia en tondos de escayola, de los cuales se identifican San Gregorio y San Agustín.
Conjunto de lápidas sepulcrales
En el pavimento del crucero, se localiza un conjunto de nueve lápidas sepulcrales de los siglos XVII y XVIII, la mayor parte de ellas con motivos heráldicos labrados en relieve e inscripciones grabadas. La más antigua, con fecha 1606, corresponde a Diego de Vargas, que pertenecería al antiguo templo, siendo recolocada después en la nueva cabecera.
Conjunto de retablos
La iglesia de San Vicente Mártir conserva un magnífico conjunto de retablos barrocos de los siglos XVII y XVIII, que fueron restaurados entre 1987 y 1989 por la Dirección General de Patrimonio Cultural.
En la capilla de los Vargas se localiza el retablo de San Miguel, de madera dorada y policromada con escultura y pintura, encargado por Alonso de Vargas y Hernández. Se ejecutó entre 1628 y 1633 por el ensamblador Juan de Velázquez, el escultor Gregorio Fernández y el pintor Vicente Carducho. La policromía y el estofado se deben a Pedro Fuertes.
En la capilla del Rosario se localiza el retablo del Cristo de Burgos, barroco del siglo XVIII, y el retablo de la Virgen del Rosario, del último tercio del siglo XVII, con pinturas atribuidas al círculo de artistas madrileños próximos a Claudio Coello, formados en el taller de Carreño de Miranda.
En la cabecera se ubica el retablo de San Vicente Mártir, del siglo XVIII realizado en madera dorada y policromada con escultura en bulto redondo y elementos decorativos que anuncian el estilo rococó. Frente a la puerta de acceso, en el muro norte, se encuentra el retablo de San Sebastián, de principios del siglo XVIII en madera dorada y policromada con escultura. Contiene dos tablas hispanoflamencas de finales del siglo XV, atribuidas al Maestro de los Luna.