Teatro Barceló
Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.
Levantado en los años 30 bajo el diseño del arquitecto Luis Gutiérrez Soto y símbolo de la Movida Madrileña, el Teatro Barceló es uno de los ejemplos más destacados de la arquitectura racionalista madrileña. Testigo de las costumbres sociales y de ocio madrileñas, el edificio fue concebido como cine, reconvertido posteriormente a teatro y finalmente en discoteca en los años 80, uso que se mantiene en la actualidad.
Ejemplo representativo de los primeros intentos de asimilación de la arquitectura de vanguardia europea en España por uno de los destacados miembros de la Generación de 1925 y un arquitecto fundamental para entender la historia de la arquitectura madrileña del siglo XX. Con su peculiar estilo, Gutiérrez Soto logró que el edificio se conviertiera en fiel reflejo de la fascinación de la sociedad de la época por la vida moderna.
Destaca la buena utilización del espacio, el remate en chaflán curvo con un torreón, así como la riqueza volumétrica que aportan los cuerpos volados laterales. Del mismo modo, la sencilla pero eficaz combinación de materiales y el correcto encuentro con los edificios vecinos, son valores que justifican su declaración como Bien de Interés Cultural en la categoría de Monumento.
La obra de Gutiérrez Soto
Las tendencias de vanguardia de la arquitectura europea de los años veinte se introdujeron en España a través de la denominada Generación de 1925, activa fundamentalmente en Madrid, con destacados
integrantes como García Mercadal, Bergamín (autor de Colonia el Viso), Fernández Shaw (autor de las estaciones de la Porto Pi y de la carretera de Aragón), Sánchez Arcas (Hospital Clínico y Central Térmica de Ciudad Universitaria), Aguirre (Facultad de Filosofía y Letras), Arniches (Residencia de Señoritas), y Luis Gutiérrez Soto (1900-1977), autor del Teatro Barceló. Muchos de estos arquitectos tuvieron que exiliarse con el Golpe de Estado del 39, no siendo el caso de Gutiérrez Soto quien desarrolló una larga carrera profesional en España.
En su destacada obra, tanto por calidad como por cantidad (más de 650 proyectos realizados), se hizo patente la influencia de la Exposition des Arts Décoratifs et Industriels Modernes de París 1925 (Art Decó), y el expresionismo del arquitecto Erich Mendelsohn. Supo captar las corrientes de la arquitectura de su tiempo y adaptarlas a las necesidades y posibilidades de la sociedad española, desarrollando un papel fundamental en la Historia de la Arquitectura española del siglo XX.
Algunos de sus proyectos destacados en Madrid son el Edificio Zurich (1925), el Cine Callao (1926), el Cine Europa (1928), Cines Renoir Retiro (1939), FNAC-Galerías Preciados (1940) o el Edificio de la Unión y El Fénix (1965).
El Teatro Barceló
Ubicado en un solar de forma trapezoidal en la confluencia de las calles Larra y Barceló, el edificio fue proyectado como cine en 1930 por encargo de D. Nicolás Hermosilla.
El programa funcional original incluía una sala de fiestas en la planta sótano, que disponía de un espacio en doble altura en la parte coincidente con la sala de cine de las plantas superiores, circundado por espacios auxiliares, incluyendo una barra de bar, aseos y locales de instalaciones. Esta distribución espacial ha facilitado su funcionamiento independiente desde su origen hasta nuestros días.
En la planta baja se situó la entrada en el chaflán curvo con el que Gutiérrez Soto resolvió la esquina y en el torreón con que se remataba el chaflán, se ubicaron los proyectores para el cine de verano que el arquitecto situó en la cubierta del edificio.
El inmueble funcionó como cine hasta 1974, año en que se proyectó la última película. Aunque en los años 60 ya habían dejado de proyectarse películas en la terraza de verano.
La sala de fiestas del sótano permaneció siempre abierta, y el cine fue usado como teatro entre 1975 y 1979.
En 1980 se abrió como discoteca, Pacha Madrid, pasando a ser uno de los locales más famosos de la noche madrileña. Por Pachá pasaron artistas como Andy Warhol, músicos como Prince o los Rolling Stones y miembros de la realeza extranjera como Estefanía de Mónaco o Sofía de Habsburgo, así como personajes destacados de la cultura, la sociedad, la política o la música española. En 2013 pasó a llamarse Teatro Barceló, manteniendo su uso como discoteca.
Cabe destacar el juego volumétrico producido por el chaflán curvo y los cuerpos volados laterales de planta segunda así como algunos elementos como marquesinas, aleros o ventanas corridas y circulares, que estaban claramente inspirados en la arquitectura expresionista de Mendelsohn.
En algunos detalles del interior, como las molduras de los techos y paredes de la gran sala de cine y los remates curvos de las barandillas de las escaleras, se hace patente la influencia del Art Decó que Gutiérrez Soto conoció en la exposición parisina de 1925.
Un aspecto muy destacable de los interiores originales era el carácter vanguardista del edificio a nivel técnico, destacando el sistema de sonido, el sistema de renovación de aire o el de iluminación indirecta y progresiva, realizada a dos tonos de color (azul y blanco). En el techo de la gran sala de cine, tres anillos concéntricos que cubrían gran parte de su planta oval producían un efecto de ingravidez gracias a las luminarias ocultas estratégicamente. En el salón de baile de sótano, luminarias lineales dispuestas en vertical en los pilares perimetrales se completaban con luminarias esféricas suspendidas, presentes también en el vestíbulo principal.
Todo ello, acompañado de la tipografía utilizada en los rótulos exteriores y el mástil luminoso con que se coronaba el torreón del chaflán curvo, redundaba en el carácter lúdico y festivo que el edificio debía transmitir.